Soy un
ser creado por malas experiencias, por seres humanos que no han sido humanos
nunca y están dominados por el egoísmo y la maldad y que inventan y disfrutan
con el fin de dañar a los de su alrededor. Esos seres resentidos sin vida que
si ellos no la tienen o no encuentran su razón de ser tampoco quieren que sea
de los demás. Objeto de insulto en aquella aula número a del pasillo de segundo
donde se me juzgaba por tener unos kilos de más, donde se me hundía hasta el
punto en el que yo misma me despreciaba y odiaba lo que era en aquellos días.
Me perdí en el camino de la felicidad y me desvié por el mal atajo por el que
no debería haber tirado jamás , por ese camino sin fin para tus pies sin una
cabeza consciente que los pudiera guiar, por una cabeza absorbida por la cruel
sociedad, mi mente era la única herramienta que debía cuidar y manejar para
salir de aquel constante lamento por mi existencia y mi herramienta estaba
oxidada y sin intenciones de ser manejada en buenas condiciones. Mi vida se
basaba en un constante pensamiento de cada alimento que yo ingería en mi
asqueroso cuerpo que veía todos los días y que me hacía llorar cada vez que
tenía encuentro con algún maldito espejo; se basaba en el engaño de un largo y
verdadero amor de 1460 días de primavera que decaerían con la llegada del
triste otoño y eso ayudaba aún menos con aquella situación. Y el me dejó sola ,
pérdida y en la última escala de los colores en el que termina el arcoiris.
Aprendí que la fe en Dios es solo una
excusa que tienen las personas infelices para así sentirse bien creyendo en un
cielo que no ha existido jamás, comprendí que encontrar al amor de tu vida no
es tan fácil como te lo pintan fuera, que no quiero ningún príncipe azul
calzonazos que simplemente lo que necesitamos es alguien que nos altere los
sentidos y nos haga estar en llamas cuando estemos sobre un frío y frágil
pedazo de todo lo que nos ha dañado convirtiéndolo en algo transparente e
inexistente, fundirte con su cuerpo y
que las miradas actúen por sí solas. Ahora en cambio ya no soy ningún objeto de
insulto, ahora me siento como un objeto utilizado por hombres que nunca me
quisieron como yo los quise a ellos, teniendo aún así siempre como prioridad el
amor. Ahora soy una persona infeliz con momentos felices y con no tan buenos
momentos que me hacen crecer y tratar a las personas honradas y a las que
quiero como merecen. Ahora vuelvo a cantar cuando estoy en la ducha, ahora
vuelvo a mirarme al espejo y vuelvo a acariciar los poros de mi cuerpo mientras
sonrío al ver cada uno de mis lunares pensando que algún día todo aquello será
de alguien. Salgo con ilusión a la calle, cada uno de mis pasos es agradecido y
disfruto de la brisa y me fijo en las pequeñas y bonitas cosas que tiene la
vida como el simple movimiento de las nubes claras sobre el cielo azul mientras
respiras hondo pensando en lo bueno que tienes y no en lo malo, haciendo
grandes las pequeñas cosas.
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